…fueron las primeras palabras de un CEO con muchos años de experiencia en el mundo empresarial. Sin embargo, 3 meses después de aquella afirmación, su enfoque cambio a “me resulta interesante la técnica de la Amorosidad Organizacional, parece que está funcionando…” y, finalmente a los 6 meses, su apreciación textual fue “Amo la Amorosidad Organizacional”. Las preguntas que nos formulamos son ¿qué paso en ese lapso de tiempo? ¿Qué cambio? ¿Qué descubrió? ¿Qué pudo evidenciar para que su manera de ver las cosas cambiara?
El enfoque de la Amorosidad Organizacional (AO), en base a las conversaciones afectivas, es una invitación a desplegar prácticas humanistas en las empresas para tener éxito en el logro de los objetivos que conducen a la productividad y rentabilidad corporativa. Las personas siempre han sido y serán el core de cualquier negocio sin importar el rubro, son el recurso clave y diferenciador para obtener el triunfo empresarial. Lo que hace posible que una empresa crezca y se desarrolle por encima de lo esperado, es la capacidad y calidad conversacional de sus equipos de trabajo, en el contexto del qué conversan, para qué conversan y cómo conversan se encuentran los principios que sustentan a la empresa. Una organización es una red conversacional y de acuerdo al tipo de conversaciones que mantiene se establecerán y definirán las estrategias y los cursos de acción que a su vez crearán resultados. En tal sentido, estas redes conversacionales no sólo deben ser efectivas, deben además promover la predisposición y firme decisión (por parte de los colaboradores) de involucrase y comprometer su potencial, más allá de su manual de funciones, para generar acciones conjuntas y coordinadas que apunten hacia resultados compartidos.
La Amorosidad Organizacional es una técnica “blanda” o transversal y su plataforma son las conversaciones afectivas, mismas que permiten movilizar a la persona en el marco de la empatía. El respeto y valoración del otro, la amabilidad, la generosidad en el compartir de conocimientos, la humildad ontológica, la responsabilidad y el aprecio son atributos que generan contextos organizacionales transformacionales que impulsan la posibilidad del transcender de las personas, además de promover un liderazgo multiplicador y de servicio. Estamos hablando de conversaciones que crean un estado de ánimo para el éxito, sus pilares: la confianza y la intención sentida de entender y comprender quién es nuestro interlocutor, cuáles son los drivers que lo impulsan a entregar su máximo potencial que además se reflejan en su actitud y aptitudes impactando en el logro de los resultados empresariales.
Esta técnica (AO) demanda sacar músculo emocional y actitudinal, modificar hábitos y para ello se debe entrenar, y por sobre todo trabajar en paradigmas y creencias limitantes a nivel personal. Se deben potenciar o desarrollar habilidades sociales para conectar e interactuar con las personas de manera efectiva y con la “belleza colateral” de una ecología emocional nutritiva y sana para el entorno laboral. Lograr interacciones simétricas y complementarias en el intercambio conversacional, demandará competencias personales como ser autoestima, autoconsciencia, autodisciplina, autocontrol, automotivación y autogestión para poseer una escucha activa y validar nuestro decir de manera efectiva. El conducto de la escucha activa de un Líder con Amorosidad Organizacional deberá ser oído-tímpano-corazón-cerebro-coeficiente afectivo-boca, mismo que comprometerá un trabajo profundo e intenso en el cual se debe poder acallar el yo interior para sintonizar con el otro.
La estructura de las conversaciones afectivas, más que actos, representa un estilo de vida que fomenta un liderazgo regenerador capaz de construir puentes para innovar en las relaciones e interacciones laborales, tomando en cuenta el arte de la retroalimentación objetiva con lógica-afectiva. En el espacio de las conversaciones afectivas se puede divergir, emerger y converger para promover re-encuadres y nuevas formas de hacer las cosas; se pueden descubrir áreas de oportunidad para establecer mejoras y transformaciones en favor del desarrollo organizacional; se puede promover la alineación organizacional y cultural; así como fortalecer el “saber hacer” y “saber poder” para finalmente llegar al tan ansiado “saber estar” empresarial.
En el caso de nuestro CEO, su primera reacción frente la técnica de Amorosidad Organizacional fue el resultado de su desconocimiento, y como buenos seres humanos tenemos tendencia a rechazar, desvalorizar, obstaculizar u oponernos a aquello que nos parece difícil, a aquello que nos saca de nuestra zona de comodidad o simplemente no comprendemos. Por otra parte, todo el desafío a nivel personal inmerso en la técnica, puede generar recelo ya que promueve un cuestionamiento que seguro demandará respuestas y transformaciones en uno mismo. Descubrió que como todo proceso, que busca ser sostenible en el tiempo, requiere dedicación, voluntad y compromiso, no se pueden lograr cambios organizacionales, si esos cambios no empiezan por el propio líder. Evidenció que la aplicación de la metodología de la técnica AO tuvo sus efectos en el aumento de su productividad y rentabilidad empresarial, apreciando un clima laboral favorable, equipos de trabajo integrados, identificados y comprometidos con la empresa y una profunda sensación de satisfacción a nivel individual y colectiva que suman valor a los resultados compartidos. Por supuesto que nuestro CEO paso de odiar a amar la Amorosidad Organizacional, los resultados al término de 1 año le mostraron un 28.57% de incremento en su productividad. Hoy por hoy, no sólo experimenta un bien estar empresarial, se experimenta como un Líder en Amorosidad Organizacional dispuesto y preparado para hacerle frente a un mundo BANI, y por sobre todo a seguir avanzando sin que nada lo detenga.
Jimena Sainz
Directora ejecutiva BUENASPRÁCTICAS S.R.L